Por Rafael Alvira
Vivir, para el ser humano, es un continuo ejercicio de cubrir necesidades y de intentar cumplir deseos de lo que no es estrictamente necesario para la supervivencia “biológica”. Si no encontramos alimento, bebida, vestido, refugio, no podemos sobrevivir. Y si no somos capaces de añadir a todo eso el toque de superioridad –la belleza, la perfección, la ampliación del saber, el poder, el placer- “sobrevivimos”, pero no con una existencia verdaderamente humana.